Lluvia

Lluvia tiene la piel de Andalucía y el alma en el mar Cantábrico. No puede asomarse al sol un minuto sin que se le quemen las mejillas (sólo las mejillas), y va por la calle lanzando miradas de tristeza cada vez que se pierde una tormenta.

Es una de esas chicas de corazón volátil, que solo honran con su amor a los poetas imposibles, y que sólo aman a las cosas que caben en sus renglones. Lluvia lleva toda su vida echando de menos París, y odia cada verano en que su cielo no está encapotado. No entiende por qué debería tener un plan, si el transcurso del tiempo no depende de la orientación de su brújula.

Madruga en busca de una razón para hacerlo, se llena las venas de cafeína para sentirse desbocada, y hace imposibles sus sueños con tal de no alcanzar nunca el fin. Juega a dibujar clavículas, y eso la desorienta.

Sabe que los cantautores sienten más cerca a la luna y por eso emplea su tiempo en clavarse versos como cuchillas para sentirse más viva. Sabe que el mundo no tiene un plan para ella, y que no por madrugar amanece más temprano, así que suele empujar los colores de Levante hacia arriba para arañarle un día más a la vida.

Pero también hay cosas que Lluvia no sabe, como que hay palabras de amor que no riman con sus dedos, como que París está más cerca que la luna y yo conozco un hotel junto a una boca de metro, y que ni las bocas de metro consiguen encantar el aire como lo hacen sus labios.

Hay un montón de cosas que Lluvia no sabe.

Pero aún no he sorteado las nubes, ni he conquistado sus ojos, que son dos acantilados.

-Poema Acantilados del libro La Viajera Incandescente de Ana Cerezuela (Terafobia)-

Vídeo original recitado por Terafobia.

Esta es mi versión.

3 comentarios sobre “Lluvia

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