Cuando la noche descansa

Cuando la noche descansa sobre mis párpados cerrados recuerdo que no te acuerdas de mi pero sin embargo me echas de menos.

Quisiera amarte como lo hacía antes, ¿recuerdas?. Te amé a ciegas, dejándome la piel en cada beso, en cada caricia, te amé tanto que me dolía todo el cuerpo, pero ahora ya no me duele. Quizás los años se hayan muerto en mis manos.

Lo fuimos todo, quizás demasiado, pero ahora no somos nada y tu te empeñas en volver a acercarte a mi, en navegar a contra corriente en cada paso que das para tocar mis labios.

Quizás tu no lo veas pero ya no me despiertas en sueños, has cambiado y te aferras a lo que fuimos, pero el «podemos ser» ya no existe, solo son palabras vacías. No se puede construir un castillo sobre una débil ilusión.

Tu elegiste tu camino y no te lo reprocho porque fuiste valiente. Le escupiste a tus miedos y aunque la vida se te ha torcido has luchado por lo que creías mejor para ti; yo solo pude mantenerme al margen para que tu vida no me acabara arrastrando hacia donde nunca quise ir, hacia donde mis miedos siempre han podido conmigo.

El tiempo no perdona y ya va pesando demasiado. Ahora solo deseo que llegue la noche y cerrar los párpados… y dormir, vaciando mi mente.

Los comentarios están cerrados.

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: